Los seguros no son únicamente contratos financieros ni productos para tiempos difíciles; son, ante todo, herramientas sociales. Su verdadero valor está en la capacidad de brindar estabilidad, reducir desigualdades y proteger lo que más importa: la vida, la salud, el trabajo y el patrimonio de las personas.
Desde una perspectiva social, los seguros cumplen un rol fundamental en la construcción de sociedades más equitativas. Permiten que, ante eventos inesperados, como enfermedades, accidentes o desastres naturales, las personas no caigan en la pobreza o en la exclusión. Proveen un respaldo económico que puede marcar la diferencia entre recuperarse o quedar vulnerables por años.
Particularmente en contextos de alta informalidad laboral o desigualdad económica, como ocurre en muchos países de América Latina, los seguros representan una oportunidad clave para cerrar brechas. Programas de microseguros, por ejemplo, permiten que poblaciones tradicionalmente excluidas —como trabajadores informales, mujeres cabeza de hogar o pequeños comerciantes— accedan a protección a bajo costo, sin necesidad de grandes requisitos.
Además, los seguros no deben ser solo accesibles, sino comprensibles. Comunicar en un lenguaje claro, sin tecnicismos, es parte de la inclusión. Cuando una comunidad entiende sus derechos y cómo protegerlos, se fortalece colectivamente. La educación financiera y en asegurabilidad es, por tanto, una pieza esencial del cambio social.
El vínculo entre lo social y los seguros no es nuevo, pero hoy más que nunca se vuelve urgente. Asegurar no es simplemente vender una póliza: es acompañar, empoderar y cuidar. Es brindar dignidad en momentos de incertidumbre. Es apostar por un futuro más justo y resiliente para todos.
Porque cuando los seguros están al servicio de las personas, la protección se convierte en transformación.
Por eso, desde ABC trabajamos para disminuir las brechas de asegurabilidad en Colombia. Nos acercamos a poblaciones tradicionalmente excluidas del sistema financiero, como trabajadores informales, vendedores ambulantes o pequeños comerciantes, para mostrarles que también tienen derecho a estar protegidos. Y lo hacemos con un lenguaje claro, sin tecnicismos, desde la escucha y la empatía.
Contamos con una visión clara: los seguros pueden ser un instrumento de transformación social.
Soñamos con un país donde la cultura del seguro no sea un lujo, sino una práctica común, accesible y valorada. Y para lograrlo, se necesita más que vender pólizas: se necesita educar, acompañar y servir con el corazón.
Ese es el compromiso de ABC. Porque asegurar también es cuidar.